El Nexo de los Dioses


¿Es el sexo lo que nos une a los dioses? Esta es una pregunta que ha intrigado a muchos filósofos, artistas y místicos a lo largo de la historia. ¿Qué tiene el acto sexual que nos hace sentir una conexión con lo divino, con lo sagrado, con lo trascendente? ¿Es el sexo una forma de comunicación con las fuerzas superiores que rigen el universo? ¿O es simplemente una ilusión creada por nuestro cerebro para satisfacer nuestros instintos más básicos?

Photo by cottonbro studio on Pexels.com

En este artículo, intentaremos explorar algunas de las posibles respuestas a estas cuestiones, desde diferentes perspectivas y tradiciones. No pretendemos dar una respuesta definitiva, sino más bien invitar a la reflexión y al debate sobre un tema tan fascinante como polémico.

El sexo como expresión de amor divino

Una de las formas más comunes de entender el sexo como una vía de unión con lo divino es verlo como una expresión de amor. El amor es considerado por muchas religiones y filosofías como la esencia de Dios, la fuerza que crea y sostiene todo lo que existe. El amor es también el sentimiento más elevado que puede experimentar el ser humano, el que le hace salir de sí mismo y entregarse al otro, el que le hace trascender su egoísmo y su individualidad.

El sexo, entonces, sería una forma de manifestar ese amor divino, de compartirlo con otra persona, de crear una unidad más allá de la dualidad. El sexo sería un acto sagrado, un ritual que nos acerca a Dios, que nos permite sentir su presencia en nosotros y en el otro.

El sexo sería una forma de oración, de alabanza, de agradecimiento por el don de la vida.

Esta visión del sexo como expresión de amor divino se encuentra en muchas tradiciones espirituales, como el cristianismo, el sufismo, el hinduismo o el taoísmo. Por ejemplo, en el Cantar de los Cantares, uno de los libros más eróticos de la Biblia, se describe el amor entre dos amantes como una metáfora del amor entre Dios y su pueblo.

En el sufismo, la mística islámica, se habla del amor entre el amado y el amante como una forma de acercarse a Alá, el único amado verdadero. En el hinduismo, se venera a Shiva y Shakti, los principios masculino y femenino del universo, como la pareja cósmica que se une en un éxtasis perpetuo. En el taoísmo, se practica el sexo tántrico como una forma de armonizar las energías opuestas del yin y el yang, y así alcanzar la salud, la longevidad y la iluminación.

El sexo como liberación de la ilusión

Otra forma de entender el sexo como una vía de unión con lo divino es verlo como una forma de liberación de la ilusión. La ilusión sería la creencia de que somos entidades separadas e independientes del resto de la realidad, la identificación con nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro ego.

Esta ilusión nos hace sufrir, nos hace apegarnos a cosas efímeras y nos impide ver nuestra verdadera naturaleza.

El sexo, entonces, sería una forma de romper esa ilusión, de disolver nuestro sentido del yo y fundirnos con el otro y con todo lo que existe. El sexo sería un momento de éxtasis, de vacuidad, de no-dualidad. El sexo sería una experiencia mística, una forma de acceder al estado original de conciencia que está más allá del tiempo y del espacio.

Esta visión del sexo como liberación de la ilusión se encuentra en algunas corrientes del budismo y del hinduismo. Por ejemplo, en el budismo zen se dice que el satori o iluminación es como un orgasmo cósmico que nos hace despertar a la realidad tal como es. En el hinduismo tántrico se dice que el maithuna o unión sexual es uno de los medios para alcanzar el samadhi o estado supremo.

6 Comentarios

  1. Ufff para mucho el tema.
    Hablando con personas bajo doctrina del Islam… El sexo por más lindo que suene y espíritual… Comentan que es horrible tener que vivir en ocultismo, no poder hacer lo que les gusta o hacerlo totalmente reprimidos y con miedo.
    De lo bonito y de lo espiritual suena genial, pero lamentablemente no es para todos igual.

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario